Bogotá D.C., (@Minagricultura, @UPRAColombia, @dorairey). En desarrollo de #RendicuentasUPRA2025, los profes del campo de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) socializaron la Frontera agrícola y la Estrategia de coexistencia y armonización de intereses en el suelo rural.
El pabellón 3, nivel 1, estand 425, de la UPRA fue el escenario donde los visitantes a la versión Agroexpo 2025 participaron del conversatorio que exploró en un primer momento los criterios técnicos, legales y ambientales tenidos en cuenta para delimitar la frontera agrícola, además de las actividades permitidas dentro y fuera; en un segundo momento, se abordaron las determinantes del ordenamiento territorial y el rol de las autoridades ambientales; y, finalmente, desde el conocimiento técnico, el diálogo y la articulación institucional, se planteó cómo transformar los conflictos históricos por el uso del suelo en oportunidades para el desarrollo rural.
Durante la instalación del conversatorio, Dora Inés Rey, directora de la UPRA, resaltó que la frontera agrícola hoy evoluciona hacia una orientación de política pública: promover inversión, dentro de ella y fuera de ella, para armonizar alternativas de vida con un enfoque de soberanía alimentaria. "Como resultado de las mesas técnicas con el sector ambiental y agropecuario, en el año 2017, nace la Frontera agrícola nacional, que fue adoptada por la Resolución 261 del 2017. Esa frontera viene evolucionando para separar qué territorios nacionales tenían énfasis en conservación y protección, y cuáles permiten un desarrollo agropecuario. Consolidar la información es apenas el primer paso; lo importante es generar espacios para analizar e integrar las realidades locales en el ordenamiento rural".
En la presentación general de la frontera agrícola, Adriana Pérez, asesora técnica de la UPRA, destacó los avances alcanzados en articulación institucional para planificar el suelo rural. “Uno de los grandes avances actuales es contar con instrumentos y cartografía base para actualizar la frontera agrícola reflexionando sobre la necesidad de incorporar las coberturas de la tierra a 2020 como referencia técnica siguiendo las recomendaciones del Ideam.
Armonización de determinantes de ordenamiento territorial
En el primer panel, Yeimi Huertas, profesional de Ordenamiento Territorial, de Cortolima, resaltó la importancia de un enfoque pedagógico y participativo: “Al abrir la participación a las comunidades, los entes y los gremios, podemos hacer educación ambiental interdisciplinaria para capacitar en las áreas que queremos proteger y que sean ellos quienes compartan el mensaje en sus territorios".
A su turno, Andrés González, líder de la línea de Ordenamiento Territorial de la Corporación Autónoma de Santander, resaltó la importancia del trabajo articulado entre autoridades ambientales y comunidades: “No se trata de imponer las APPA, sino de construirlas junto a la gente. Hemos recorrido los territorios y escuchado a las comunidades. Gracias a ese trabajo conjunto, hoy entendemos mejor cuáles son las zonas en riesgo y cuáles son las verdaderas necesidades del entorno".
En el cierre del primer panel, Alexander Rodríguez, director técnico de Uso Eficiente del Suelo y Adecuación de Tierras, dejó un mensaje para las comunidades rurales: “El ordenamiento territorial no riñe con el desarrollo de las comunidades. El ordenamiento no es solo para estas generaciones, sino para las venideras. Planificar el uso del suelo con visión a largo plazo es clave para proteger la tierra que nos alimenta, garantizar la soberanía alimentaria y asegurar condiciones dignas para quienes habitan el campo colombiano", destacó el funcionario.
Frontera agrícola instrumento para la gestión de conflictos en el suelo rural
En este panel, Luis Alfonso Sierra, coordinador del grupo de Ordenamiento Ambiental Territorial, del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, señaló que: “muchas de las zonas con mejores condiciones para producir alimentos en Colombia se superponen con áreas de protección ambiental o están presionadas por la expansión urbana; lo que reduce su atractivo para el desarrollo agropecuario; esta realidad evidencia la urgencia de ordenar el territorio con enfoque integral equilibrando el uso agrícola, la conservación ambiental y el crecimiento urbano".
Esteban Felipe Castillo, gerente del grupo de Promoción de la Agencia Nacional de Minería, enfatizó: “Antes de adjudicar un área minera, revisamos las restricciones ambientales, las figuras de ordenamiento territorial y la presencia de comunidades étnicas. Solo así podemos hablar de una verdadera coexistencia de actividades en el territorio".
Manuel Bernardo Pinilla, subdirector técnico del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, precisó que: “para lograr la coexistencia en el territorio, debemos reconocer la diversidad cultural, entender la multidimensionalidad del sujeto rural y respetar el patrimonio cultural en los territorios".
María del Pilar Aguilar, asesora en la Subdirección de Ordenamiento y Desarrollo Territorial del Departamento Nacional de Planeación, destacó que: “El primer criterio de la armonización es el de las prevalencias; el reto grande no termina en decir cuáles son las prevalencias, sino que hay que continuar con un ejercicio de definir parámetros de coordinación para facilitar la articulación entre determinantes y, de estas, con los entes territoriales. La segunda tarea es cómo se mejora la gestión de la información y su calidad para que facilite su implementación en los territorios".
En el panel de Frontera agrícola, en #RendicuentasUPRA2025, se destacó que la armonización territorial no es solo técnica; también es cultural y humana. La planificación del campo colombiano debe integrar las voces y saberes de quienes lo habitan. En el panel, se resaltó que la planificación del suelo rural exige reconocer los límites, compatibilizar determinantes y actuar con información precisa.
Una de las grandes conclusiones que dejó el ejercicio es que planificar el territorio rural es una tarea colectiva que exige articulación, información y enfoque en los derechos de las comunidades. Desde la UPRA, reafirmamos el compromiso por planificar con datos, herramientas técnicas y diálogo institucional para armonizar los intereses en el suelo rural.